Investigaciones

Desde el descubrimiento de la IE y su evidente relación con el éxito personal y profesional, se han desarrollado diferentes instrumentos de evaluación del grado de Inteligencia Emocional y programas específicos para su aprendizaje en grupos de trabajo o en el entorno escolar, pero ninguno de ellos ha encontrado la fórmula perfecta que solucione los problemas psicosociales relacionados con la IE. En la actualidad, según diversos investigadores, no existe todavía el método eficaz de aprendizaje y evaluación de la IE, aunque algunos estudios se hayan popularizado considerablemente en el mundo de la investigación psicosocial.

SEL (Apredizaje emocional y social / Social and emotional learning), es uno de los métodos de evaluación más interesantes a nivel educativo, basado en un modelo de prevención mediante el desarrollo práctico de las habilidades emocionales y sociales. Este programa está inspirado en el concepto de Inteligencia Emocional de los pioneros en el tema Peter Salovey y John Mayer, con él se entrenan habilidades básicas como la percepción, la comprensión o la regulación emocional y otros aspectos vinculados a la personalidad como la autoestima, la perseverancia, la asertividad o el optimismo.
 El TMMS-24 es otro programa de evaluación de la IE desarrollado por diversos investigadores españoles como Pablo Berrocal y Natalio Extremera y, basado en el anterior método Trait Meta-Mood Scale, que trataba de recoger los aspectos de IE intrapersonal y las habilidades para atender, discriminar y reparar los propios estados emocionales. Este método evalúa tres dimensiones: la atención a los sentimientos, la claridad emocional y la reparación de las emociones. Pero a pesar de su amplia utilización no sólo en España, sino en gran parte de Sudamérica, esta medida ha sido criticada por varios motivos, ya que la respuesta de un auto-informe como este puede verse influenciada por un alto grado de deseabilidad social, incitando a fingir respuestas que distorsionan a menudo la realidad de los resultados.

Por otro lado, el programa MSCEIT (Mayer-Salovey-Caruso Emocional Intelligence Test), es una de las medidas de la IE más utilizada. A diferencia del TMMS-24 es una medida de ejecución, basada en un método más práctico de evaluación. Este método se encarga de medir cuatro factores esenciales que son: la capacidad para percibir las emociones de manera eficaz, la capacidad de utilizar las emociones para facilitar el pensamiento, la capacidad para comprender las emociones y, la capacidad para manejar las emociones.

Pero esta medida de ejecución también ha desatado diversas críticas, ya que tampoco llega a evaluar las habilidades reales de IE de las personas, al centrarse más en evaluar el conocimiento de las estrategias emocionales para manejar diferentes situaciones, dejando de lado la habilidad para aplicar dichas estrategias en la vida cotidiana.

Actualmente existen varios programas de intervención para aumentar la inteligencia emocional en el ámbito laboral, basados en talleres de 40-50 horas, en los que se evalúan las diferentes capacidades de los participantes para acabar descubriendo qué deben hacer para mejorar sus habilidades emocionales. Pero los resultados de este método práctico no son inmediatos, por lo que quizá habría que crear otro tipo de programas que permitiesen poner a prueba las diferentes estrategias en el ámbito del trabajo, para poder así evaluar los efectos que estas estrategias tiene en las personas estudiadas.

El equipo EiO (Emotional Intelligent Organization) de la Universidad Jaume I de Castellón, está trabajando sobre ello, con programas de intervención psicosocial a largo plazo, permitiendo a los participantes del programa experimentar con sus emociones directamente desde sus puestos de trabajo y entrenarse así de una manera efectiva en el manejo de sus emociones para mejorar su entorno laboral.

Un termómetro emocional es un instrumento de auto-evaluación que sirve para "ubicar" de forma visual nuestras emociones y las emociones que percibimos de los demás.

Estos programas evalúan los riesgos psicosociales, incitando al desarrollo de las competencias emocionales de los miembros de los trabajadores, y son esenciales para que la empresas puedan conseguir ambientes de trabajo “con corazón”, es decir, que líderes emocionalmente inteligentes puedan conseguir ambientes laborales realmente saludables.

Este estudio surge como fruto de la estancia del doctor Edgar Bresó en la universidad de Yale (Estados Unidos) en el año 2009, con el objetivo de fortalecer lazos colaborativos entre la Universidad de Castellón y la citada universidad, pionera a nivel mundial en el estudio de la Inteligencia Emocional. El estudio se centrará concretamente, en poner a prueba un modelo de investigación a partir de los resultados de estudios anteriores, en el que se propone a la IE como predictora del bienestar y el desempeño de profesionales del sector sanitario, para probar la importancia que tiene la IE en una adecuada gestión y en un alto rendimiento de estos equipos de trabajo.

La hipótesis planteada se basa en el Modelo de las Cuatro ramas de la Inteligencia Emocional de P. Salovey y J. Mayer que, combina diferentes métodos de evaluación, poniendo a prueba las relaciones entre las distintas variables de este modelo de investigación (inteligencia emocional, bienestar y desempeño) y, desarrollando un método práctico para generar equipos de trabajo competentes, aplicando una intervención real dirigida a incrementar la IE de los empleados de los hospitales participantes seleccionados.

"La investigación previa a este estudio, ha demostrado que la IE es especialmente relevante en aquellas organizaciones cuyo principal objetivo es la prestación de un servicio asistencial como en el ámbito sanitario".

Pero a pesar de que haya sido probado el efecto positivo de un alto grado de IE en el ámbito laboral, todavía quedan muchas incógnitas no resueltas para las que quizá este estudio sea de gran utilidad. Además, desde un punto de vista más práctico, este estudio pretende en primer lugar descubrir qué aporta realmente la IE al desarrollo de equipos de trabajo, tanto al rendimiento del equipo como a la gestión del mismo y, por último, pretende diseñar y aplicar una intervención que permita aumentar la IE de los empleados, centrando el estudio en los líderes o responsables y en consecuencia en los niveles de rendimiento de sus equipos de trabajo.